Uno de los aspectos más críticos de la gestión de la delincuencia organizada es el carácter no disuasorio del entorno penitenciario, que no siempre puede considerarse una herramienta eficaz para desmantelar y desbaratar las estructuras delictivas. Además, algunos países han desarrollado un plan represivo incompleto y sin fondos que ha estimulado y estimula las condiciones de crisis en los sistemas penitenciarios.
Por el contrario, la delincuencia organizada transnacional ha sido capaz de especializarse en la infiltración y gestión de actividades delictivas y de tráfico de drogas en y desde los centros penitenciarios. Gozan así de inmunidad y minan la estabilidad de los sistemas penitenciarios. La posibilidad de que el Crimen Transnacional Organizado (CTO) continúe dirigiendo sus actividades ilícitas desde el interior de las cárceles supone no sólo la «conjugación» de las prisiones como bases para la planificación y organización de las acciones delictivas y como escuelas para la futura criminalidad, sino también para actividades de reclutamiento, proselitismo, radicalización y entrenamiento perpetradas por delincuentes experimentados contra delincuentes de bajo nivel, garantizándose una ventaja reticular tan impresionante que convierte la CTO misma en poderosa, rica y omnipresente en el negocio.
La inteligencia penitenciaria, clave para abordar el problema
El hecho de que el concepto moderno de prisión implique la idealización del sistema penitenciario como centro de corrección del delincuente, que cumple una condena y se reinserta en la sociedad, ha orientado a la institución penitenciaria a conocer y documentar en profundidad, durante todo el periodo de la condena, cada dato relativo a los internos, a los acontecimientos que allí se producen y a los diversos aspectos de la gestión de los recursos (humanos y materiales) necesarios para su funcionamiento.
De hecho, para conseguir el control de las Personas Privadas de Libertad (PPL) se utiliza principalmente la información que se puede obtener en el interior de una prisión. Para abordar determinados fenómenos delictivos complejos es esencial que se analicen también en profundidad las dinámicas delictivas y los procesos osmóticos relacionados con el «mundo exterior». La necesidad común es estructurar unidades internas de «inteligencia penitenciaria» o inteligencia carcelaria, apoyadas por recursos humanos, formativos, organizativos y materiales específicos.
Herramienta útil para exportar a América Latina
La inteligencia penitenciaria se considera hoy en día fundamental para una seguridad eficaz en las prisiones y en el perímetro exterior de las mismas. La recopilación de información, el seguimiento y la observación escrupulosa de las PPL son la base para prevenir fugas, disturbios y actividades delictivas.
La información recabada a través de la inteligencia penitenciaria supone tanto una advertencia como una oportunidad para que los gestores y el personal afectado tomen todas las medidas necesarias para evitar que se produzcan estos hechos, pero también la posibilidad de que los fiscales puedan aprovechar una información «alternativa» a la que puede obtenerse desde el exterior de las instalaciones penitenciarias.
Es necesario tomar en consideración que, en este periodo histórico, en América Latina, la inteligencia penitenciaria, y la información obtenida de las investigaciones realizadas dentro de los centros penitenciarios, se convierte una herramienta muy versátil que enriquece todo el abanico de las fuentes de investigación para la lucha al narcotráfico.
Necesidad de cambios estructurales dentro de las prisiones
Ciertamente, la inteligencia es una actividad compleja, compuesta por múltiples fases interconectadas, y la introducción de la inteligencia en el seno de una administración penitenciaria -que se convierte en uno de los pilares fundamentales de la gobernanza de todo el sistema- requiere un profundo replanteamiento de toda la organización, empezando por sus propios cimientos; exige un cambio radical de mentalidad que, partiendo de la cúpula, se extienda a todos los niveles decisorios y operativos de la institución. De hecho, la organización debe adoptar un estilo proactivo, centrándose más en el análisis de los riesgos. El análisis posterior y sistemático de los datos es lo que permitirá desarrollar estrategias eficaces para prevenir y combatir determinadas formas de delincuencia.
Italia es un ejemplo importante del desarrollo de una organización de inteligencia proactiva dentro de las prisiones, que, de hecho, tiene una de las competencias más importantes -si no la más desarrollada- del mundo en la gestión, prevención y represión de la infiltración del crimen organizado en el sistema penitenciario, que se desarrolló a través de una serie de intervenciones normativas originadas por la triste experiencia que el Estado italiano tuvo con el terrorismo y con la Nueva Camorra Organizada. Esta última proliferó en las cárceles italianas y atacó al sistema precisamente desde el punto de vista penitenciario. Raffaele Cutolo organizó su grupo criminal desde la cárcel fortaleciendo su fortuna e incluso las relaciones, en algunos casos, con otros poderes, desde la cárcel.
Propuestas para una eficaz inteligencia penitenciaria
El sistema penitenciario italiano prevé una respuesta a varios niveles, y nos referimos:
- al circuito especial diferenciado según el grado de peligrosidad de los presos y de acuerdo a su pertenencia al CTO que permite cortar las comunicaciones de los líderes de los grupos criminales con el llamado mundo libre, y que no permite a estos grupos criminales, por tanto, encontrar líderes y orientación como ocurría en el pasado desde la cárcel;
- a la aplicación de medidas alternativas, imprescindibles para luchar contra el hacinamiento, para garantizar una gestión más eficaz de los presos más peligrosos y para evitar cualquier contacto entre los presos que se refieren a la delincuencia organizada y los llamados presos ordinarios: de este modo, las cárceles dejan de ser escuelas del crimen, en las que los internos entran mucho menos peligrosos de lo que salen;
- y el reparto de los sistemas de policía penitenciaria en determinados núcleos especiales, que se caracterizan por una capacidad particular desde el punto de vista profesional. Nos referimos a la Unidad Central de Investigación de la Policía Penitenciaria, que también se ocupa de las investigaciones internas (como los casos de corrupción, por ejemplo), y al Grupo Operativo Móvil de la Policía Penitenciaria, que, con carácter de rotación, se dedica exclusivamente, y con competencia exclusiva, a los presos que están bajo el régimen del 41 bis.
Espacios estratégicos: las fronteras y los sistemas penitenciarios
El propio programa EL PAcCTO comparte, en los proyectos de cooperación, la experiencia italiana. Informar de los errores o soluciones ya cometidos por un país, hace que el proceso de aprendizaje de otros países sea más rápido. Esto aumenta la eficacia de las acciones contra la delincuencia organizada transnacional. Al tratarse de una amenaza transnacional, y por tanto de un esfuerzo lógico e ineludible de interconexión de las distintas instituciones de defensa y seguridad de los países del mundo, es imprescindible que la propia inteligencia criminal latinoamericana desarrolle también las actividades operativas y ofensivas necesarias para contribuir a la defensa de sus propios Estados y los del resto del mundo mediante la adopción de estrategias de combate a los delitos transnacionales en espacios estratégicos como son los cruces de fronteras y los sistemas penitenciarios.
Sabiendo que los grupos criminales que tienen el control del narcotráfico en América Latina suelen fortalecerse dentro del sistema penitenciario, y conociendo que aprovechan de fronteras terrestres muy porosas y de puestos fronterizos poco organizados, se ha hecho imperiosa una sinergia entre políticas antidroga y la articulación entre los tres programas europeos de cooperación regional (EL PAcCTO, EUROFRONT, COPOLAD) con el fin de optimizar el diálogo con los países socios. Los tres programas enfrentan esta amenaza de forma integral y bajo distintos puntos de vista.
Giovanni Tartaglia
Coordinador del componente de Sistemas Penitenciarios de EL PAcCTO