La crisis sanitaria ha provocado el incremento de algunas actividades delictivas como la ciberdelincuencia. Nos estamos refiriendo a las estafas en línea y, especialmente las relacionadas con ventas falsas de productos sanitarios, complementos alimenticios o medicamentos. También la venta de billetes falsos de avión u otros medios aprovechando la alta necesidad de nacionales por regresar a sus países.
Entre esas actividades destacan las aplicaciones maliciosas, específicamente diseñadas o difundidas por dispositivos móviles que los ciberdelincuentes emplean como vía, no sólo para robar datos de carácter personal, sino también para infectar los terminales a través de programas malignos. Al parecer, los delincuentes podrían estar acudiendo a registrar múltiples dominios de internet que conlleven alusiones al coronavirus, buscando con ello atraer y dar apariencia de fiabilidad a sus páginas trampa.
El lavado de activos y las “mulas de dinero”
Los delitos económicos, como el lavado de activos, se ven incrementados por las dificultades económicas que se están generando a nivel internacional. Una situación que otorga a la delincuencia organizada más oportunidades para introducir en la economía legal el producto de sus delitos. Los sectores de mayor riesgo son los servicios, el turismo, la hostelería y la construcción.
La limitación de movimientos de personas puede llevar aparejada una reducción del empleo de particulares para el movimiento y transporte de dinero físico efectivo asociado a la actividad criminal. De esta manera se incrementan los envíos camuflados en expediciones comerciales o transportes de mercancías (contenedores, camiones, etc.). o el empleo de las denominadas “mulas de dinero”, a través de transferencias bancarias o empresas de remisión de fondos (remesadoras).
La crisis económica favorece la corrupción y otros delitos
La crisis económica derivada de la pandemia es un escenario favorable para la corrupción. En especial, para los grupos de carácter mafioso que pueden ofrecer financiación, practicar la usura, extorsionar e infiltrar instituciones para la adjudicación de contratos y obtención de favores. En esta línea, si no se establecen mecanismos adicionales de supervisión, los fondos de ayuda dirigidos hacia países en desarrollo para combatir la pandemia pueden constituir también un campo generador de corrupción que aprovechan las organizaciones criminales.
Algunas de las modalidades de fraudes y estafas detectadas tienen su origen en la crisis económica derivada de la pandemia. Aparecen, por ejemplo, falsos ofrecimientos de asesoría o gestión en relación con los expedientes de regulación temporal de empleo o la falsa petición de ayudas y donaciones para entidades y ONG.
Es previsible que la crisis económica pueda constituir un escenario donde se incrementen modalidades delictivas de naturaleza económica, como los fraudes de IVA o los fraudes contra la hacienda pública o la seguridad social, relacionados por ejemplo con la economía sumergida. Igualmente pueden producirse fraudes a los intereses financieros de la UE, aprovechando las ayudas o subvenciones que se pueden conceder para paliar los efectos de la crisis. Por ejemplo, en sectores como la agricultura, las energías renovables o la preservación del medio ambiente.
También el fraude se ve reflejado en actividades falsas de fondos de inversión y en el intrusismo o la competencia desleal en relación a las labores de desinfección. Se están generando engaños a través de internet o en redes sociales, colocando en riesgo la salud de las personas utilizando productos no adecuados para las desinfecciones.
Tráfico ilícito de productos y drogas
Es relevante el tráfico de medicamentos, productos sanitarios y complementos alimenticios, incluidos psicotrópicos, generando un aumento de recetas falsificadas, venta por internet y robos en almacenes o farmacias.
El tráfico y consumo de drogas (especialmente el asociado al consumo en zonas de ocio, ahora cerradas) y, por tanto, su distribución a nivel minorista, se ha visto también afectado por la restricción de movimientos y las medidas de confinamiento. Por ello, es previsible un aumento del tráfico de drogas por internet, la distribución a través de envíos postales o las “entregas a domicilio” de carácter personal empleando falsas coberturas de reparto de productos y actividades autorizadas.
Se mantiene, aunque a menor nivel, el tráfico minorista de drogas orientado a los consumidores de sectores marginales, que no mantienen una disciplina social sobre el confinamiento. Estas personas, frecuentemente adictas, pueden orientar sus dificultades para obtener droga a la comisión de delitos contra la propiedad.
Otros tráficos como los de hachís, heroína y drogas sintéticas se han visto afectados por las restricciones de movimientos entre los países.
Nuevas oportunidades para el crimen
En principio, la trata y tráfico de seres humanos se vería limitada por las medidas de restricción de movimientos entre países. Al mismo tiempo, complican la situación de las víctimas de explotación sexual pudiendo crea nuevos espacios más clandestino y adaptados a la situación actual.
Las instituciones de lucha contra el delito se están viendo también afectadas por la necesidad de responder prioritariamente a una situación de emergencia, las enfermedades propias y la adaptación a nuevos procedimientos de teletrabajo.
Las crisis derivadas de la pandemia ofrecerán nuevas oportunidades para el crimen organizado y la corrupción frente a sociedades desestructuradas e instituciones debilitadas.
El PAcCTO junto a sus socios y colaboradores seguirán luchando en conseguir nuevas estrategias para paliar la crisis y seguir trabajando en la lucha contra el crimen transnacional organizado.