La fisonomía operativa de las nuevas mafias es líquida, utilizando la famosa definición de la sociedad contemporánea del sociólogo alemán Zygmunt Baumann, que había dividido la sociedad post moderna en sólida y líquida. De hecho, me propongo describir mediante una endíadis metafórica las características operativas de la criminalidad organizada y económica moderna. Como un líquido pasa silenciosamente a través de los mecanismos burocráticos corrompiendo para alcanzar su objetivo de dominación.
Decidí hacer el concurso para llegar a ser magistrado después haber leído un artículo publicado por un periódico el 31 de mayo de 1992. Ocho días después de la masacre de Capaci, en el que Giovanni Falcone esbozaba claramente la evolución de la Cosa Nostra desde la posguerra. Denunciaba la subestimación que, durante mucho tiempo, había caracterizado el enfoque de las instituciones sobre el problema de la mafia.
El crimen organizado moderno utiliza la corrupción como una herramienta privilegiada para operar. Se infiltra en la administración pública y en la economía por métodos no violentos que también se declinan mediante el ejercicio de actividades comerciales (lícitas o ilícitas, blanqueando los enormes capitales producidos por las actividades delictivas primarias).
La corrupción, lavado de dinero y empresas ilícitas, permiten a las mafias tratar enteros ciclos económicos sobre vastos territorios.
“El crimen organizado dispone de recursos estables”
Los grupos criminales de hoy en día disponen de recursos estables, ofrecen bienes y servicios ilegales -pero también legales-, basados en las demandas del mercado y utilizan mecanismos sofisticados para gestionar la economía, garantizar el orden y la protección, especialmente económica y social. Se manifiestan como expresión de una identidad colectiva centrada en la búsqueda del beneficio, más que en el control del territorio mediante la violencia o las amenazas.
La mafia asume el papel de empresario y el enorme aumento de los activos le lleva a utilizar la ayuda de brokers, de socios que forman parte de la administración pública.
Las redes delictivas contemporáneas se aprovechan de la globalización, las nuevas tecnologías y el ciberespacio, tienden a acumular enormes activos financieros y son capaces de influir en los procesos de decisión. Las mafias acaban representando un peligro para la misma libertad del mercado y para los fundamentos del Estado de Derecho.
Aceptación cultural de la corrupción
En términos más generales, el objetivo final de este salto cualitativo en la criminalidad organizada es crear la base social para la aceptación cultural colectiva de la corrupción como un mal necesario.
La falta de la violencia y la amenaza como principal instrumento de operación de estas organizaciones criminales no las hace menos peligrosas. Amplifica exponencialmente su potencial operacional y aumenta su mortandad para la sociedad moderna (a través de su naturaleza rastreable e invisible de arrastre).
Los esquemas de corrupción y lavado son recurrentes y tienen afinidades deslumbrantes en todo el planeta.
Corrupción líquida e infiltración
Queriendo utilizar un esquema geométrico, el crimen organizado y las redes criminales (criminal networks) se colocan en la cima de un triángulo con la administración pública por un lado y la economía por el otro. En las dos partes podemos ver, por un lado, la corrupción como método de infiltración en la administración de los asuntos públicos y por otro, el lavado de dinero y las empresas ilegales como instrumento de operación en los mercados.
La corrupción líquida es una endíadis que recuerda el concepto de infiltración. La infiltración es un fenómeno físico que describe la penetración de un líquido a través de todos los intersticios de un sólido. En la metáfora, el líquido es la mafia y el sólido es nuestra sociedad.Cuanto más cohesiva es la sociedad, menos se permite la infiltración. Cuando la sociedad muestra grietas, entra el crimen aprovechando las debilidades del hombre.
Esquema de la corrupción
En el esquema típico de la corrupción experimentada, el primer paso en una escala negativa es la petty corruption: el favor de vez en cuando. En este caso es fácil distinguir entre corruptor y corrompido.
Pero las mafias necesitan términos de referencia estables y buscan personas en las que puedan confiar dentro de las distintas figuras subjetivas que componen el complejo organizativo de la administración pública.
Aunque se trata de casos pequeños, esa modalidad operativa es costosa si se repite innumerables veces. Por otra parte, coloca a las organizaciones criminales en un riesgo exponencial de denuncia, aumentando el número de posibles competidores “poco fiables”.
Así nació el segundo paso del fenómeno infiltrante, que corresponde a la llamada «puesta en nómina» o compraventa de la función estable.
El funcionario público pone su puesto a disposición no para un solo acto, no para el cuidado del interés colectivo, sino para asegurar el logro de los objetivos ilícitos del clan.
Incluso este segundo esquema de corrupción se ha convertido con el tiempo en algo económicamente costoso y peligroso desde el punto de vista de la confianza. El funcionario público sigue siendo un extraño para la organización que, también por la recurrente desviación de la acción administrativa, podría ser una fuente de información peligrosa para la policía judicial y el poder judicial.
De ahí la opción cada vez más extendida de infiltrar en la administración pública hombres pertenecientes a las bandas. Son al mismo tiempo miembros de la asociación criminal de tipo mafioso y funcionarios públicos, incorporados a la administración y no son sospechados.
Este tercer paso de entrada de las mafias (y de los grupos de delincuencia organizada en general) en la administración pública ha demostrado ser un éxito. La infiltración se ha producido a niveles cada vez más altos, llegando a los vértices de las autoridades locales y regionales
Corrupción: fenómeno mundial
Este fenómeno de la corrupción líquida constituye una constante mundial y cuando afecta a los niveles superiores de gobierno genera una situación extrema y da lugar a la llamada «corrupción líquida», Captured States.
Incluso en esos casos, el funcionamiento de las redes criminales y la corrupción desempeñan un papel crucial, que es ampliamente compartido a nivel internacional.
Sin embargo, en estas hipótesis, actuando como infiltrado, como intruso de la asociación y al mismo tiempo como funcionario público, el mismo esquema típico del delito de corrupción parece inadecuado.
Corrupción y COVID-19
La toma de conciencia del carácter central de la cuestión propuesta, su pertinencia y urgencia, se hace sentir aún más en un momento como el actual. La economía en crisis por la pandemia y el entorno socioeconómico se ven expuestos a los intereses y al peligro de «aprovecharse» de la criminalidad organizada, como ha indicado el Procurador Nacional Antimafia y Antiterrorismo italiano, Federico Cafiero de Raho.
La alerta sobre los peligros de infiltración de la criminalidad organizada, las redes internacionales y la gran corrupción en la economía y, sobre todo en el sector de la salud, ha sido ampliamente recogida a nivel mundial por las principales organizaciones internacionales.
Emblemático es el fenómeno del rescate de las mafias, que gozan de consenso social para la cadena de solidaridad puesta en marcha. Precisamente porque el estado de crisis provoca el empobrecimiento de las personas y el bloqueo de las actividades productivas, la puesta en el mercado de grandes cantidades de dinero hace que la criminalidad organizada sea activa y cada vez más peligrosa en la gestión de las actividades. Las corrientes monetarias asignadas suelen ser oportunas, y poco controladas.
En esta modalidad operativa de intimidación y violencia no hay nada. ¿Sería posible considerar los hechos descritos como fenómenos no mafiosos?
Pedagogía social contra la corrupción
Concluyo con una última consideración: la adaptación del marco normativo a la nueva fisonomía de la mafia es fundamental. También lo es la comprensión de la necesidad de luchar juntos contra las mafias y la corrupción.
Ante tales fenómenos socio-criminales no se puede pensar en reaccionar sólo reprimiendo las conductas criminales: la integridad y la transparencia no se imponen desde arriba.
No es el número de cumplimientos y normas lo que asegura el resultado. Es esencial el cambio cultural. Es necesario avanzar también en el plano de la pedagogía social, de la distribución de las opciones, de la democracia participativa. En resumen, del Estado de Derecho en su más alta concepción.
El doble aprovechamiento de un entorno económico de orientación jurídica en un sistema jurídico cada vez más de carácter multinivel adaptado a la modernidad de la criminalidad y el llamamiento a la participación activa y a la vigilancia colaborativa de la sociedad civil, representan juntos la verdadera y única arma letal para las mafias silenciosas contemporáneas. No son menos peligrosas que las mafias violentas que actúan desde hace treinta años.
Giovanni Tartaglia Polcini Magistrado y Coordinador del Componente de Sistemas Penitenciarios de EL PAcCTO