“Europa está con vosotros. Nuestras instituciones de seguridad y justicia están comprometidas en la lucha contra las redes criminales en América Latina, pero también contra las causas que generan esta violencia, sociales y económicas, favoreciendo el acceso de los jóvenes a empleo y educación”, con estas palabras interpelaba ayer la comisaria Jutta Urpilainen a Daniel Portillo y Antonio Sosa [nombres ficticios], que consiguieron rehabilitarse tras años de violencia y destrucción en sendas pandillas de El Salvador. Preguntado por la comisaria sobre los motivos que le llevaron a entrar en una pandilla, Daniel relató el odio y deseo de venganza que sentía hacia su padre maltratador. Antonio apuntaba también a razones económicas: “la necesidad de proveer para tu familia. Solo cuando pude aprender un oficio y me ayudaron con un pequeño capital para abrir una barbería pude entender que había una alternativa”.
Tras un primer episodio centrado en las mujeres y el crimen, el segundo evento de La hora de EL PAcCTO, celebrado ayer, ha tenido como epicentro el papel de los jóvenes que combaten el crimen organizado desde un rol de liderazgo. Estos testimonios y experiencias aspiran a empoderar a toda una generación que, además, tiene mucho que aportar en el desarrollo de políticas públicas sobre crimen transnacional organizado.
Políticas públicas CON los jóvenes y no solo PARA los jóvenes
Las agencias de cooperación que coordinan EL PAcCTO también estuvieron representadas en el acto: “cualquier política pública que quiera ser eficaz en el combate contra el crimen organizado debe contar con las personas jóvenes para formular medidas adecuadas a su realidad”, explicaba la directora de la FIIAPP, Anna Terrón.
Por su parte, Jérémie Pellet, director de Expertise France, añadía: «los jóvenes son actores clave del futuro y sus voces necesitan ser escuchadas cuando debatimos políticas públicas y estrategias en todas las áreas que impactan en su presente y su futuro”.
Las personas jóvenes: líderes frente al crimen organizado
Adriana Tostón, comandante de la Guardia Civil y elegida una de las 40 mejores agentes jóvenes del mundo, según la lista de la Asociación Internacional de Jefes de Policía (IACP) daba una de las claves de la solución al problema: “tenemos que hacer que el crimen deje de compensar. Por eso que dejar de limitarnos a detener delincuentes y trabajar para desmantelar económicamente la estructura económica de las organizaciones criminales”. Tostón ponía además en valor el mayor conocimiento tecnológico de los jóvenes para afrontar el problema: “el crimen evoluciona, no podemos aportar siempre las mismas soluciones ni ser siempre los mismos los que lo hacen”.
Nicolás Zevallos, criminólogo y exviceministro de Seguridad Ciudadana de Perú, reivindicaba políticas públicas destinadas a fortalecer el tejido social: “hay que desarrollar redes comunitarias y de soporte familiar para que la pandilla no sea la única salida a situaciones desesperadas”.
Pilar Díaz, directora de la Fiscalía Especializada en Delitos en Razón de Género y Juvenil de Bolivia ponía el énfasis en las oportunidades educativas: «en Bolivia estos jóvenes suelen venir de entornos rurales y urbanos con grandes necesidades económicas y conflictos familiares. Es clave ofrecerles posibilidad de estudios gratuitos”.
Finalmente, Fabio de Gemmis, activista italiano de la ONG LIBERA y socio y trabajador en la cooperativa La Strada -dedicada a reconvertir a fines sociales espacios expropiados a la camorra- apuntaba a la imperiosa necesidad de que los jóvenes confíen en las instituciones: “si hablamos de justicia social y de lucha contra la pobreza, tenemos que ser coherentes, no puede haber instituciones corruptas, las instituciones tienen que ser creíbles, la relación de jóvenes-instituciones tiene que crear sentimiento de comunidad, tenemos que mostrarles que contamos con ellos”.
Además de visibilizar y sensibilizar sobre el rol de las personas jóvenes que lideran la lucha contra el crimen organizado en distintas esferas, EL PAcCTO espera poder dar continuidad al encuentro y que las reflexiones que en él han surgido se trasladen a políticas públicas que cuenten con las y los jóvenes.