Entrevistamos a Eduardo Cano Romera, jefe de la Unidad C3 (análisis operacional y evidencia digital) de la Oficina Europea de la Lucha Antifraude (OLAF). Él es coronel de la Guardia Civil, trabaja desde hace más de 10 años en la investigación en ámbitos desde el fraude, espionaje, terrorismo, e investigaciones internas.
¿Cuál es tu valoración de un proyecto como EL PAcCTO en el que trabajan mano a mano la Unión Europea y 18 países de América Latina?
Estoy sorprendido por esta iniciativa, por haber sido capaz de agrupar varios sectores, como el policial, judicial, y penitenciario en un ámbito de común interés para todos, que es la lucha contra el crimen organizado y la corrupción.
También la extensión territorial me parece fascinante, que se haya conseguido juntar a todos los países de América Latina enfrentados a una problemática común, que es la lucha contra la corrupción. Un problema que no hay que olvidar que esta vinculada a redes trasnacionales de crimen.
Para nosotros, para la Unión Europea y particularmente, para la Oficina Europea de la Lucha Antifraude, la OLAF, donde trabajamos día a adía para lucha contra la corrupción, encontrar este tipo de iniciativas, que ayudan a concienciar a los ministerios públicos, a las autoridades policiales y a los Sistemas Penitenciarios de la importancia de la cooperación entre ellas; nos parece algo que debe ser subrayado.
Para que los ciudadanos comprendan el alcance de un proyecto como este, ¿qué crees que puede cambiar de su vida día a día si el trabajo de EL PAcCTO avanza?
Probablemente en su día a día lo que puede cambiar es la implicación y la presencia de la delincuencia organizada en la sociedad. Un Estado no puede luchar solo contra el crimen organizado, ya que los recursos de las organizaciones criminales son casi infinitos y solo a través de la cooperación entre Estados y entre organizaciones policiales y judiciales, es posible hacer daño a esa lacra social.
Por otro lado, los ciudadanos van a entender que la problemática que existe en su país no solo se da en su país, sino que es una problemática generalizada en todo el mundo. No se limita a zonas geográficas. La corrupción está en todos sitios.
En Europa, que somos una de las regiones más avanzadas del mundo, seguimos teniendo corrupción en ámbitos como la financiación de partidos políticos, corrupción en el ámbito de la construcción, en las instituciones públicas, etc. Y por eso es importante que el ciudadano sepa que hay una sintonía entre las administraciones y autoridades judiciales y administrativas para luchar contra la corrupción y el crimen organizado.
Como representante de la OLAF en el encuentro anual en Quito, ¿cuál cree que puede ser su aportación en un proyecto como este?
Nuestra aportación puede ser de dos tipos, por un lado, presentar nuestra experiencia, como organización que lleva 20 años trabajando de forma multidisciplinar en la que trabajamos juntos jueces, policías, fiscales, y autoridades de las aduanas y servicios financieros. Podemos aportar nuestra experiencia también sobre los casos de fraude que hemos resuelto a nivel transaccional.
Nuestra vocación es trabajar en los casos trasnacionales. Dejamos para las autoridades nacionales los casos que competen exclusivamente a un Estado. Por ello, nuestra experiencia puede ser válida entonces como posible modelo a seguir en el ámbito de América Latina.
Y, por otro lado, proporcionar buenas prácticas a raíz de casos concretos, de las conclusiones que sacamos de nuestras investigaciones en los casos de fraude y de cuáles son las tendencias de la corrupción.